





















Mi hermana y yo inventamos un juego que llamamos "Preguntas de SÍ y NO". Cuando una de nosotras no quiere hablar, o lo que necesita decir es muy doloroso o complejo, la otra se convierte en la preguntante. A través de preguntas que solo puedan responderse con Sí o No, elabora el relato de eso que tanto nos cuesta decir.
La preguntante juega un rol esencial de escucha amorosa. Más que señalar o presentar una realidad externa, las "Preguntas de SÍ y NO" y sus respuestas nacen como una forma de cuidado, un gesto de acompañamiento afectivo en el proceso de entender cómo nuestros cuerpos son atravesados por las experiencias de violencia que vivimos.