Certificado de defunción (fragmento)
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires
Registro Civil
507
1957775
Sección Central. Tomo 5to C. Número 2413. Año 1959
En Buenos Aires, Capital de la República Argentina, a 25 de Noviembre de 1959 yo, Funcionario del Registro del Estado Civil, inscribo la DEFUNCIÓN de Emilia Joli
Sexo: femenino Edad: 65 años Nacionalidad: siria
Estado: casada con Simón SANCARI Profesión:
Domicilio: Gualeguay 1106 Documento de identidad:
Hijo: de Elía Joli
Y de Sofía Mallar
Causa de la defunción: cáncer de vulva
Certificado médico: Aaron Mizrahi
Ocurrida en su domicilio
El 23 de noviembre de 1959 a las 15 horas
Declarante: Arnaldo REBASTI Doc. Identidad LE529093
Domicilio: Segurola 1430 Obra en virtud de la autorización de Roberto Nicolás quien presenció la defunción IF2018-33388359-DGRC
Arnaldo Rebasti página 1 de 1
Mi bisabuela, a quien no conocí y a quien antes de empezar a buscar registros y documentos de la historia de mi familia judía en Argentina, nunca había escuchado nombrar, murió en su domicilio, de cáncer de vulva, a los 65 años. Roberto Nicolás presenció su muerte.
¿Por qué murió en su casa? ¿No fue tratada en un hospital? ¿La mandaron a que descansara en paz y se despidiera del mundo en su cama? ¿Qué doctor la atendió? ¿Quién es Roberto Nicolás? ¿Cómo es que presenció su muerte? ¿Estaba sentado al lado de su cama cuando falleció? ¿Alguien más estaba ahí con ella? ¿Qué clase de tratamiento recibiría? ¿Cómo se trata el cáncer de vulva en esta sociedad patriarcal donde la ciencia falogocéntrica ha borrado sistemáticamente el conocimiento de las mujeres sobre su cuerpo? ¿Murió sintiendo dolor? ¿Cómo es el cáncer de vulva? ¿Cómo lo trata la medicina hoy (la misma medicina falogocentrista)? ¿Por qué no tenía documento de identidad? ¿No tener documento de identidad le impidió tener acceso a los servicios de salud? ¿No tener documento de identidad es equivalente a despolitizar su existencia? ¿No tener profesión es eso también?La administración de los cuidados, ¿no es la base de la subsistencia de la familia y de la vida en nuestra sociedad? ¿Ser proveedora de cuidados no es una profesión? ¿Qué representa el espacio vacío al lado de profesión en su acta de defunción? ¿A cuántas violencias se enfrentó mi bisabuela al momento de su muerte? ¿De qué otras maneras fue borrada mi bisabuela?
...
Mi encuentro con el documento que detona estas aproximaciones al archivosucedió hace unos años, en el proceso de rastrear y comprobar las formas ytiempos en los que migró de mi familia judía sefardí a Argentina. Estedocumento, el acta de defunción de mi bisabuela paterna, cumplió con la funciónque necesitaba que cumpliera: confirmó que ella era turca, que había nacido enSiria a principios del siglo XX, cuando Siria todavía formaba parte del ImperioOtomano. Y que había llegado a Buenos Aires.
Pero este documento decía mucho más que solo eso.
Confrontar este documento que forma parte de un archivo del Estado Soberano(como lo son todos los documentos que sirven para identificar, etiquetar,disciplinar) y subrayar la condición de violencia que se ejerce una y otra vezque este documento es puesto en circulación sin un correlato que cuestioneciertas “omisiones”, como a las que hago referencia en mis preguntas, es unintento por repensar las relaciones de poder que se articulan a través de losarchivos y habilitar la relectura de este documento como un espacio para lashistorias potenciales.
Después de pasar por una serie de instancias de resguardo para acceder aeste documento –instancias que Ariella Azoulay llama “constelación deaccesorios y mecanismos que en sí mismo sirven como centinelas (y se refiere aformas de archivar, carpetas, palabras claves, motores de búsqueda, etc)– meentregaron una copia certificada del acta de defunción de mi bisabuela. Comencéa leer rápidamente el documento para corroborar que eran sus datos pero muypronto me detuve, en seco, sorprendida por lo que estaba leyendo. Había tantodescaro, tanta alevosía en la forma en que se presentaba cierta información,aparentemente inocua, de la vida y la muerte de mi bisabuela.
El orden de la información me pareció significativo. Cada línea, cadarenglón que iba leyendo en esa oficina del registro civil de Buenos Aires, erauna nueva punzada en el centro del pecho del cuerpo que compartimos Emilia Joliy yo. Cuando llegué al renglón que especificaba la causa de su muerte, metemblaron las rodillas y sentí, otra vez, como nuestro cuerpo era vapor y sedisolvía en un espacio que no lo contenía.
“Entonces, mi primera respuesta a la pregunta ¿qué es lo que buscamos en unarchivo? Será: aquello que hemos depositado ahí.” Esta declaración me atravesóy me afectó profundamente. Entendí que las violencias de las que el documentocertificado de defunción de Emilia Joli daban cuenta siempre estuvieron allí,sin que nadie las reclamara, sin que nadie las contestara. El sistema delarchivo que alberga este documento sabe esto y no creyó necesario ocultarlo.Estaba a plena vista, para cualquiera que quisiera leer el documento completo yen contexto, sin desmembrar sus partes y acceder solo a una porción de todo loque dice o muestra.